domingo, 15 de mayo de 2011

Baudelaire y la ciudad


La poesía de la ciudad:


Uno de los temas más destacados de "Las Flores del Mal" es el de la ciudad con su misteriosa fascinación pero también con sus miserias, sus criminales y sus malvivientes. Baudelaire no solo incorpora los productos más degradados de esa nueva sociedad, sino que afirma incluso que debemos buscar en ellos los "nuevos héroes de nuestro tiempo". Ha descubierto en París una nueva fuente de poesía: la existencia de los seres marginados.

Él mismo se caracterizó por el rechazo y la actitud desafiante que enfrenta a "la civilización", por eso nos presenta subproductos del mundo civilizado. Nos muestra cuál ha sido el precio de la gran industria y de la enorme concentración humana. Es decir, a costa de qué miserias fue construida la gran ciudad.

Reconoce la fascinación que produce la ciudad, la cual puede provenir hasta del horror. Aparece la dualidad de la modernidad donde los seres pueden ser "decrépitos y encantadores". La gran industria lleva a una sobreabundancia de estímulos que nuestra conciencia no tiene tiempo ni energía suficiente para asimilar. El artista es el único que puede captar la singularidad de esos "shocks", ya que la belleza está en ese carácter único e irrepetible de esas experiencias fugaces.

Cuando los estímulos son excesivos, como sucede en la sociedad moderna, en lugar de experiencia vivida lo que se produce es una serie de shocks y la repetición de esos sobresaltos, de esos impactos no asimilados. El espanto es uno de los aspectos centrales de la experiencia de Baudelaire. "El estudio de la belleza, dice Baudelaire, es un duelo donde el artista grita de espanto antes de ser vencido". Se trata de una lucha, un duelo con el mundo que lo rodea pero también con las palabras que serán las que le permitan expresar por lo menos su derrota

Baudelaire explica: "Al poeta le toca traducir en un lenguaje magnífico, distinto al de la prosa y al de la música, las conjeturas eternas de la curiosa humanidad (...) es un alma colectiva que interroga, que llora, que espera y que adivina, a veces".

La presencia de la multitud

La multitud que está siempre presente en su obra es la de la metrópolis superpoblada y ofrece el aspecto de algo amorfo, impersonal e indiferente. La soledad del hombre en medio de la multitud y el carácter amenazante de esta ya había sido tratado por otros autores como Poe ("El hombre de la multitud"). En el caso de Baudelaire la diferencia está en que el poeta se vuelve cómplice de la multitud, se interna en ella y allí busca rescatar lo que esta tiene de embriagador y al mismo tiempo sufre por su indiferencia y su aspecto amenazador. No es una realidad que le es ajena sino una de las condiciones de su propia vida.

La despersonalización aparece tan clara que las personas son tratadas como "fantasmas" en muchos de sus poemas, no solo son indiferentes sino también hostiles.

La visión de la muchedumbre de Baudelaire siempre será ambigua, por un lado la rechaza pero por otro encuentra en ella una belleza deslumbrante y enloquecedora, maravillosa en sus posibilidades pero efímera, fugaz, irreal y sobre todo inhumana.

La vida en la ciudad lleva a la pérdida del encuentro humano en el amor, la destrucción de la posibilidad de un contacto humano libremente desarrollado. En medio de la multitud las necesidades del hombre persisten, pero las posibilidades de establecer un contacto humano verdadero disminuyen. Es más, al aumentar los estímulos se multiplican los encuentros casuales y fugaces lo cual resulta más hiriente aún y lleva a una sensación permanente de frustración e insatisfacción. 

Por otra parte el confort contribuye también al aislamiento del hombre al volver  cada vez más inútiles determinados actos que antes nos ponían en contacto con los demás.


Material extraído de "Apuntes de Literatura: La poesía de Charles Baudelaire" Ed. Hontanar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario